¿Le damos sentido a nuestro trabajo? ¿Y a nuestra vida?
Dejadme que me presente, soy Cristina Sanz y tengo 26 años.
A pesar de mi juventud, tengo una considerable experiencia en el sector de la hostelería y la hotelería. Desde extras en discotecas, hasta restaurantes de 3* Michelin; desde hoteles de 3*, hasta hoteles de 5* Gran Lujo.
A lo largo de estos 7 años de experiencia en el sector, no todo ha sido un camino de rosas, pero han sido precisamente las piedras que me he encontrado en el camino las que han hecho que convirtiera esa frustración y desilusión en ganas de luchar y apasionarme por mi profesión, definiendo con cada paso hacia dónde quiero llegar. Porque al fin y al cabo, la mejor manera de desarrollar exitosamente una profesión es sintiendo pasión por aquello que hacemos.
Hace unos meses una experta en Competencias Directivas y Liderazgo me recomendó el libro “El hombre en busca de sentido”, de Viktor Frankl; austríaco psiquiatra que vivió en los campos de concentración de Auswich y en sus páginas detalla la importancia de encontrar sentido a la vida para poder sobrevivir.
Extrapolando este tema a nuestros puestos de trabajo, con la experiencia de Frankl, se demuestra que las personas que saben qué es lo que se espera de ellas y qué esperan ellas mismas de la vida, son las que sobreviven y lo hacen de una manera más fuerte y con más felicidad.. Es por este motivo que para cualquier empresa es esencial tener claro cuales son sus objetivos, valores misión y visión.
Tanto las empresas como los trabajadores, deberíamos ver que la dirección o camino que se nos marca es compatible con nuestros valores. Solamente de esta manera es cuando podemos dar lo mejor de nosotros mismos y sentirnos felices con las tareas que desarrollamos. Cuando entendemos cuál es el sentido y el valor de lo que hacemos, aportamos el máximo de nosotros mismos y contribuimos de manera personal, ya que sentimos la empresa como nuestra.
El punto ideal es aquel en el que los valores, objetivos, misión y visión de la empresa están alienados con los nuestros como trabajadores e individuos.
El reconocido Doctor Alonso Mario Puig explica que el verdadero potencial de una persona se activa cuando descubre el objetivo al cual dirigirse. La clave de las empresas debería ser inspirar (al contrario de imponer), ya que de esta manera los trabajadores nos sentimos más libres de descubrir y crecer por nosotros mismos.
Una de las características más claras e importantes que tiene un buen líder es la de buscar aquello que tienen en común los componentes del equipo, para que así se reflejan los puntos de unión que hay. Una vez se consigue este nivel, los trabajadores descubren que si se ayudan mutuamente son capaces de conseguir los objetivos de manera más rápida y eficiente.
Para finalizar, me gustaría destacar que es imprescindible que las empresas despierten, que vean que es necesario que el trabajador descubra que dentro de su organización hay un interés hacia él y que la empresa es incapaz de conseguir los objetivos si no es con el compromiso, dedicación y entusiasmo del trabajador.
En mi opinión, todas las empresas, independientemente del sector o de su tamaño, deberían preguntarse ¿Qué quiero aportar a la sociedad? ¿A quién puedo ayudar con mis servicios/productos? ¿Lo hago de una manera ética y sostenible? ¿Mis equipo está ilusionado y comprometido? ¿A dónde quiero llegar? ¿Cómo puedo mejorar?.
A todos vosotros, os animo a que hagáis un trabajo interior y os preguntéis cuales son vuestros objetivos y misión. ¿Qué os ilusiona? ¿Qué os apasiona? ¿Cómo queréis aportar vuestro granito de arena en este mundo? Y si estas respuestas se cumplen con el puesto de trabajo que ocupáis. En caso negativo, ¿qué podéis hacer para que se convierta en una respuesta afirmativa?
¡Buen artículo! Parecen conceptos obvios pero a menudo se olvidan, no sólo por la empresa, sino muchas veces por los propios trabajadores.
¡Espero el próximo artículo!